Estos números hablan por sí mismos: los desocupados (2,321 millones de personas) descendieron en 49 mil, pero el resultado se vio opacado por la disminución de 78 mil en el número de ocupados (20,416 millones), lo que debe entenderse como pésima noticia, más si se confirma que esta tendencia apenas comienza.

En el mes previo, la variación en el número de ocupados fue positiva en 109 mil personas, mientras los desocupados cayeron en 7 mil. Inclusive, enero fue mejor, con 271 mil nuevos ocupados, a pesar del típico repunte en la desocupación (14 mil) por cuenta de la terminación de los contratos temporales. Y un año atrás el total de ocupados aumentó en 909 mil y los desocupados disminuyeron en 19 mil.

Observo otro hecho irrebatible de las estadísticas: en el sector agrícola y ganadero, que contribuye con el nada despreciable 17,7% del empleo, el nivel de ocupación cayó 0,5%. Peor aún, el empleo en la industria (11,8% del total) cayó 8,1%, mientras en la construcción (5,5%) descendió 11,8%.

Me pregunto entonces si será efectivo y suficiente el ya reconocido Pipe. Más aún, si éste llega a tiempo para reversar una tendencia negativa en la creación de empleo que ya parece haberse iniciado… tal vez no, ojalá que no.

Tomado de:elespectador.com