La campaña, en el país helvético, se denomina ‘1:12, por salarios equitativos’, y se votará el próximo 24 de noviembre en medio de una gran polarización causada por sectores de la sociedad que consideran que en el norte de Europa los índices de desigualdad no son tan graves como en Asia y América.

Y tienen razón o al menos eso demostró el más reciente informe de ONU Hábitat para Latinoamérica, que dejó a Colombia en una preocupante posición en materia de desigualdad urbana.

No extraña, entonces, que una revisión general a la realidad colombiana permita concluir que, mientras las remuneraciones del Congreso aumentaron de 22 a 44 salarios mínimos en los últimos 22 años –un incremento muy superior a la inflación registrada durante dicho periodo–, para el resto de ciudadanos, que no son altos funcionarios públicos, la remuneración apenas alcanzó a coincidir con el Índice de Precios al Consumidor anual.

En Colombia, si se analiza desde la impopular ‘estratificación’ o segregación socioeconómica, la estructura poblacional se compone de la siguiente manera: estrato 1 (22,3%), que son 9,8 millones de personas; estrato 2 (41,2%), 18,1 millones; estrato 3 (27,1%), 11,9 millones; estrato 4 (6,4%), 2,8 millones; estrato 5 (1,9%), 836 mil, y estrato 6 (1,2%), 530 mil colombianos. A lo anterior hay que agregarle que 14,6 millones de colombianos viven con menos de $192 mil al mes.

Por esa razón, la próxima negociación del salario mínimo es una oportunidad para darle al país un mensaje claro frente a la necesidad de mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores. Vale la pena contemplar aquella vieja teoría económica que subraya que, más ciudadanos ganando mejor es un mayor número de consumidores en potencia. Y si bien no conviene comparar a Suiza con Colombia, sí es importante recordar que en ese país –como en otros de Europa– los niveles de tributación son muy superiores a los nuestros, por cuenta de los mejores ingresos de las personas.

En pocas palabras, si la gente gana mayores salarios, habría una obvia disposición a pagar mejores impuestos. Así las cosas, el país necesita reenfocar su estrategia para contrarrestar los niveles de desigualdad y debe sintonizarse con los ajustes que a sus economías realizan los gobiernos de Europa. No sin antes reconocer que se deben mejorar las condiciones de la industria, que tan afectada se encuentra por estos días, debido a, entre otros, algunos de los tratados de libre comercio que están entrando en vigor y a la urgencia de llevar a cabo mayores niveles de inversión en infraestructura.

Juan Manuel Ramírez Montero

Tomado de:  Portafolio.co